Fuente: El Cronista.
En un sector tan competitivo como el de la biotecnología aplicada a la industria alimentaria, una startup con base científica latinoamericana está captando la atención de inversores internacionales. Se trata de Migma, una empresa nacida del encuentro entre investigadores de Argentina, Brasil y los Estados Unidos, que promete redefinir cómo se diseñan los antioxidantes que extienden la vida útil de los alimentos, productos cosméticos y alimentos para mascotas.
El proyecto está liderado por la ingeniera industrial mendocina Sofía García Franco (32 años), CEO y cofundadora, quien después de formarse en Francia y de trabajar en el sector financiero argentino y en la startup tecnológica Human, decidió apostar por un emprendimiento propio con proyección global. «Entendí que no hay que esperar a tener el camino claro para empezar: a veces hay que construirlo paso a paso», dice.

El equipo científico lo completan tres investigadores de alto nivel: los argentinos Carlos García y Tomás Benavidez, ambos doctores en química por la Universidad Nacional de Córdoba y actualmente en Clemson University, y el brasileño Lucas Ayres, investigador postdoctoral en Princeton. Los cuatro se conocieron gracias a un programa de vinculación de GridX, el principal fondo de biotecnología de América latina.
De una hipótesis simple a una revolución industrial
Migma parte de una hipótesis sencilla pero poco explorada por la industria: la clave no es usar más antioxidantes, sino usar el antioxidante adecuado para cada matriz. Esto rompe con la lógica tradicional de soluciones genéricas y apunta a un nuevo paradigma: personalización química a medida, con el respaldo de inteligencia artificial.
Su plataforma es capaz de analizar millones de combinaciones posibles -hay más de 60.000 componentes conocidos con propiedades antioxidantes– y predecir en minutos cuáles son más eficaces para cada producto específico. Esto permite reducir tiempos y costos, cumplir regulaciones internacionales y aumentar la vida útil de los productos.
«Muchos alimentos se deterioran rápido aunque tengan antioxidantes. Lo que descubrimos es que el secreto está en la especificidad«, explica García Franco. La IA de Migma puede ahorrar años de investigación a empresas que quieren desarrollar fórmulas únicas y adaptadas a sus procesos.
La inteligencia artificial que promete salvar millones en la industria
La validación llegó rápido. Con una inversión inicial de u$s 250.000 por parte de GridX, Migma ya trabaja en pilotos industriales con empresas de alimentos, cosmética y pet food en los Estados Unidos, la Argentina y Uruguay. Además, fue seleccionada por tres programas de aceleración internacional: Atento Capital en Tulsa, Sisu Factory en Helsinki e INCUBATE en Buenos Aires.
«Estamos en conversaciones con fondos de inversión de los Estados Unidos, los países nórdicos y economías europeas», asegura la fundadora. La expectativa es cerrar una nueva ronda de inversión en los próximos meses que les permita escalar su tecnología y ampliar el alcance comercial.

Cómo Migma, una startup mendocina, quiere romper el dominio de Silicon Valley
El caso de Migma muestra un modelo de emprendimiento cada vez más buscado: equipos distribuidos, liderazgo científico de primer nivel y foco en resolver problemas concretos de industrias clave. Para García Franco, además, hay un componente de orgullo regional: «Llevar ciencia y talento latinoamericano al mapa global es una responsabilidad, pero también una enorme oportunidad».
Proyectos como Migma demuestran que la innovación no necesita de Silicon Valley para ser relevante. A veces, puede partir desde un laboratorio mendocino y llegar al mundo.
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