Un grupo de estudiantes diseñó un autobús que funciona con ácido fórmico, un ácido que se encuentra normalmente en la naturaleza y que inyectan al picar algunas hormigas y abejas.
Los jóvenes -unos 40 alumnos de la Universidad de Tecnología de Eindhoven, en Holanda- desarrollaron una forma de almacenar energía que puede llegar a ser más barata de producir, más práctica y más sostenible que otras fuentes de energía renovable.
Su misión es crear medios de transporte que formen parte de una estrategia global para combatir el cambio climático.
Hidrocina
Este ácido (cuya fórmula química es HCOOH) ya se utiliza para procesar textiles y cueros, para preservar alimento para ganado y también en productos de limpieza para eliminar el sarro.
Lo que hicieron los estudiantes, agrupados bajo el nombre de Team Fast, fue encontrar la manera para que el ácido pueda transportar de manera eficiente los ingredientes necesarios para las células de combustible de hidrógeno, que se emplean para impulsar los vehículos eléctricos.
El combustible, al que llamaron «hidrocina», es líquido, con lo cual puede transportarse con facilidad y cargarse fácilmente en un auto, de la misma forma que se llena el tanque de un carro convencional.
«Las emisiones del caño de escape son sólo de CO2 y agua», le explicó a la BBC Lucas van Cappellen, miembro de Team Fast. «No emite otros gases tóxicos como óxido de nitrógeno, hollín o dióxido de azufre».
En breve en las calles
Para producir hidrocina no hizo falta matar hormigas durante el proceso.
El combustible fue creado mediante una reacción química entre agua (H2O) y dióxido de carbono (CO2).
El autobús comenzará a circular por las calles del país hacia fines de año.
Si bien el bus emite CO2, el equipo argumenta que el CO2 original que se usa para crear la hidrocina proviene de fuentes que ya emiten este gas (como es el caso del humo que despiden los caños de escape de los autos).
Esto quiere decir que no producen cantidades adicionales de dióxido de carbono.