Avance en Cáncer «Made in Argentina»

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El 23 de marzo pasado la ciencia argentina fue noticia en todo el mundo. Una de las principales revistas científicas internacionales, Cáncer Cell, publicó como nota de tapa un trabajo hecho por investigadores argentinos que pone a la ciencia un paso adelante en la compresión de cómo los tumores eluden el ataque del sistema inmunológico.
En laboratorios argentinos se demostró que una proteína hallada en las células cancerosas, la galectina-1, induce la muerte de las células del sistema inmune, los linfocitos T, impidiéndoles rechazar el tumor. Dicho de otro modo, las células tumorales evaden la respuesta inmunológica del organismo mediante la producción de la proteína galectina-1.
A la luz de ese descubrimiento podrían diseñarse nuevas estrategias terapéuticas en cáncer que apuntaran a disminuir la producción de galectina-1 en las células tumorales. La consigna sería volver al tumor susceptible al ataque inmunológico para que el organismo pueda rechazarlo.
El hallazgo se presenta cono una muestra cabal del trabajo en equipo. Participaron en él un grupo de la División de Inmunogenética del Hospital de Clínicas José de San Martín, liderado por los investigadores Gabriel Rabinovich y Natalia Rubinstein. Por la Fundación Instituto Leloir, lo hicieron los doctores Osvaldo Podhajcer, José Mordoh y Mariano Alvarez. También intervino la doctora Inés Bravo del Hospital Eva Perón.
El doctor Osvaldo Podhajcer, director del laboratorio de Terapia Génica de la Fundación Instituto Leloir (FIL) explica algunas características peculiares de la investigación.
-¿Cómo surge la colaboración entre el Hospital de Clínicas y la Fundación Instituto Leloir (FIL) en cáncer de piel, cuyos resultados son dados a conocer nada menos que por la prestigiosa revista científica internacional Cancer Cell?
Osvaldo Pod1hajcer: – El grupo de Inmunogenética del Hospital de Clínicas trabaja desde hace años en el estudio de la proteína galectina-1. Su director, Gabriel Rabinovich, es un experto en el tema. Cuando nos consultaron ya habían demostrado, en estudios de laboratorio, la presencia de galectina-1 en células de melanoma. Lo que buscaban comprender era cuál es el papel de dicha proteína en la progresión del tumor.
– ¿Por qué pensaron que ustedes podrían darles una respuesta?
– En la FIL desarrollamos durante los últimos años toda una tecnología basada en el estudio de los mecanismos moleculares que se relacionan con la progresión de los tumores. Mediante el empleo de las mismas herramientas que utilizamos con la galectina-1, en el ´97 ya habíamos logrado demostrar el rol de otra proteína, la proteína sparc, en la progresión del melanoma. Nuestro grupo fue el primero en el mundo en demostrar que bloqueando la expresión del gen que codifica a esa proteína e impidiendo por lo tanto su producción, se inhibe la formación de tumores de melanomas humanos en animales de laboratorio.
– ¿La colaboración se centró entonces en la transferencia de tecnología?
– No, fue mucho más que eso. Nosotros pudimos haber invitado a alguno de los integrantes del equipo de Rabinovich a pasar un tiempo en nuestro laboratorio, enseñándole todo lo necesario para que luego volviera al Hospital de Clínicas a resolver su pregunta inicial. Si hubiéramos elegido ese camino la respuesta que hoy tenemos sobre el papel de la galectina-1 se habría demorado por lo menos dos o tres años más. Para evitar esa demora, acordamos que Natalia Rubinstein permaneciera todo el tiempo necesario en nuestro laboratorio para llevar adelante esta parte del proyecto. De este modo, Natalia en forma conjunta con Mariano Alvarez, estudiante de doctorado de mi grupo, desarrollaron durante más de 18 meses en nuestro laboratorio las herramientas de ingeniería y transferencia genética que posteriormente permitieron demostrar en animales de experimentación el rol de galectina-1 en el proceso de desarrollo del melanoma. Cabe destacar que esta parte de los estudios utilizaron diferentes área de la FIL como las de cultivo de células, bioterio de animales y otros, amén del personal especializado, habiéndose obtenido todo el apoyo necesario para llevarlo adelante.
– Esa forma de colaboración ¿es frecuente en el sistema científico argentino?
– Es dificil saberlo ya que no existen estadísticas al respecto de este tipo de colaboraciones. Si me guío por los comentarios de otra gente parece ser así. Sin embargo, este tipo de colaboraciones, donde una persona permanece durante mucho tiempo en otro laboratorio es muy frecuente que ocurra entre investigadores argentinos que van a pasar una estadía en un laboratorio extranjero para realizar un proceso que habitualmente se denomina como “captura tecnológica”. Creo que es muy importante destacar en este caso que la tecnología para terapia génica que hemos podido desarrollar a lo largo de los últimos años en la Fundación Instituto Leloir ha servido para que pudiéramos hallar una respuesta planteada por otro grupo. Eso no hubiera sido posible sin el apoyo de organismos nacionales como CONICET y la Agencia Nacional de Promoción Científica y Tecnológica, junto con la iniciativa privada, en especial a través de la Fundación René Barón, o del aporte de particulares a la misma FIL,
-La publicación del hallazgo ¿ubica a este tema un paso adelante en lo que respecta a las investigaciones en cáncer que se generen en el futuro?
-Al demostrar que la galectina-1 tiene un rol concreto en el melanoma su impacto en la comunidad científica será sin ninguna duda mayor que si sólo se hubieran descripto sus propiedades. Seguramente, otros grupos van a tomar el tema como punto de partida. Cuando la revista científica Nature Medicine publicó el primer trabajo nuestro en el que relacionábamos a la proteína sparc con el cáncer no existían estudios similares. En algo más de cinco años se publicaron alrededor de 70 investigaciones y hoy sabemos mucho más que entonces. Por ejemplo, se sabe que esa proteína esta relacionada con la producción de cáncer de colon y con la capacidad metastásica y agresiva de diferentes tumores. Probablemente pronto se va a conocer el papel de galectina-1 en otros tipos de tumores también.
– ¿Qué nuevos pasos se pueden dar a la luz de este trabajo para combatir el cáncer de piel?
– Puede pensarse en generar vectores virales dirigidos a las células tumorales con el fin de que se vuelvan susceptibles al ataque inmunológico y de ese modo lograr que el organismo pueda rechazar el tumor. Cabe aclarar que los vectores son herramientas que se usan para transferir información genética. Lo que hemos hecho hasta ahora fue bloquear la producción de la galectina-1 en las células de melanoma para demostrar que el sistema inmunológico, a través de los linfocitos T, rechaza el tumor. Nos resta saber si el mecanismo es también válido frente a tumores ya desarrollados.
También podrían emplearse otras estrategias diferentes a la terapia génica en el camino para neutralizar a la galectina-1, como por ejemplo bloquear la posibilidad de que esa proteína interactue con el linfocito T. Eso puede hacerse de diferentes maneras, entre ellas mediante el empleo de anticuerpos, o de fragmentos de proteínas conocidos como péptidos.
– ¿Cuál es el saldo de la labor en colaboración entre el Hospital de Clínicas y la FIL que no aparece en el trabajo publicado en Cancer Cell?
– Desde mi perspectiva, lo más interesante es que la tarea conjunta transformó un estudio que probablemente hubiera sido sólo descriptivo en algo que finalmente se publica en una revista top en el mundo, en el área de cáncer. Si lo analizamos desde una perspectiva más amplia aún, lo más importante es poder generar masa crítica en la Argentina en un área clave como la terapia génica. De hecho existen otros cuatro grupos en el país y otros tantos en América latina que empezaron a desarrollar tecnologías similares a las que empleamos nosotros luego de recibir capacitación en cursos que organizamos en la Fundación con el apoyo de organismos internacionales. Como mencioné en forma previa, estamos acostumbrados a ver que los investigadores permanezcan mucho tiempo en laboratorios del exterior para capturar tecnología y luego traerla al país. Lo menos frecuente es que, como sucede en la FIL, ese conocimiento se «exporte» al mercado interno.
-¿De que manera se posiciona la sociedad frente a los resultados alcanzados por ustedes?
– Nos expresan su apoyo día a día, a través de cartas, llamados, donaciones. Lo cierto es que el estímulo de la gente resulta para nuestra labor un elemento tan vital como lo es la interacción entre grupos científicos.
Claudia N. Mazzeo
Programa de Divulgación Científica
Fundación Instituto Leloir
www.leloir.org.ar



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