Lo olfatorio y lo social: una relación un tanto enigmática

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Hemos atravesado un período en el que las ciencias tenían como propósito, definir claramente su campo de trabajo, estableciendo estrictas delimitaciones. Esas delimitaciones, en gran medida, surgen por nuestra inevitable necesidad de conocer parcializando la realidad. Hoy sabemos la enorme importancia que poseen las relaciones entre las disciplinas y en este sentido surge la propuesta de pensar una relación de significación entre lo olfatorio y lo social, e intentar establecer, de este modo, un puente entre la biología y la sociología.

A partir de la lectura de lo olfatorio encontré, que diferentes autores se refieren al tema desde distintas perspectivas, que van desde explicaciones mecanicistas hasta descripciones casi poéticas. Así el tema se fue enriqueciendo y al mismo tiempo se tornó más enigmático. Abordarlo sólo desde una perspectiva mecanicista es correr el riesgo de perder la riqueza de su interioridad. Por ejemplo, Maeterlink en La inteligencia de las flores  dice con respecto al olfato.  «Hay motivos para admitir que es el último de nuestros sentidos, el único quizá que no se halla en vías de regresión, como dicen los biólogos. Hay ahí un mundo inexplorado. Este sentido que a primera vista parece ajeno a nuestro organismo, cuando se le observa mejor resulta el que más íntimamente lo penetra ¿ No somos ante todo seres aéreos ? Si el aire es para nosotros el elemento más absoluto y prontamente indispensable,  ¿ el olfato no es precisamente el único sentido que de él percibe algunas partes? 

Ahora bien pareciera ser que para las ciencias sociales la problemática del olfato carece de relevancia. Sin embargo, hoy sabemos que el olfato participa del mundo de las interrelaciones sociales mucho más de lo que nuestra conciencia cree.

Estamos inmersos en un fluir constante de estímulos que impactan nuestros sentidos y  mediante ellos construimos las representaciones del mundo y de la vida. No nos sorprende cuando se realizan asociaciones entre los estímulos visuales y su incidencia en el comportamiento, como las perturbaciones en los niños y jóvenes, como consecuencia de los mensajes que trasmite la televisión. El año pasado, por ejemplo, hubo un acontecimiento en Japón, considerado  “epilepsia televisiva” que afectó severamente a setecientos niños. El artículo comenta que el brote de epilepsia fotosintética habría sido precedido por un virtual estado de hipnosis. Es decir que ciertas características de los estímulos, pueden ser detonantes de profundas alteraciones en el funcionamiento del cerebro, aunque no por eso lo consideremos causa única y suficiente.

Aceptamos  la incidencia de los estímulos visuales  en el cerebro y el comportamiento. Sin embargo, hay otro sentido, que valga la redundancia parece haber perdido el sentido y es el  olfatorio. En general no se lo toma en cuenta, salvo cuando se lo aborda desde la perspectiva de los olores, puesto que es evidente cuanto rédito da su investigación a la industria del perfume y de la alimentación.

He observado una paradoja en el discurso de investigadores que se hallan trabajando en el tema de lo olfatorio, porque por un lado es común que se lo considere como un sentido relegado, pero por otro llama la atención que es tema de  numerosas investigaciones .

En el área de las ciencias , por ejemplo en la Universidad de Carolina del Norte conjuntamente con la John  Hopkins, se están realizando estudios sobre la idea de que los espermatozoides se guían por el olfato para alcanzar al óvulo. Demás está decir la trascendencia de esta idea!!! Sin embargo en el mismo artículo se concluye consignando la relevancia de este descubrimiento para el desarrollo de nuevos anticonceptivos.!!!

El olfato en la comunicación inconsciente

Hay  un investigador, el físico Harry Wiener quien fue director del laboratorio Pfizer de Nueva York. Un hombre que proviniendo de la física se interrogó sobre los enigmas de lo social y más específicamente sobre los aspectos inconscientes de la comunicación. Wiener considera que : “los seres humanos no nos relacionamos sólo en base a la racionalidad, la voluntad y el intelecto. Continuamente emitimos y recibimos un torbellino de señales sociales o indicios sociales. El y otros investigadores comprobaron  que esos indicios viajan por muchos canales sensoriales, y en cada caso percibimos sólo una pequeña parte de ese correo. En relación a la comunicación olfatoria desarrolló  el concepto de Mensajeros Químicos Externos, identificadores claves de los que no se tiene conciencia y que circulan entre todos los seres humanos.

Para Wiener la severa disonancia entre los mensajeros químicos externos ,es la causa de los horribles enfrentamientos y a veces fatales, entre los seres humanos.

Los mensajes inconscientes que intercambian dos seres humanos, despiertan alteridad y miedo en algunos y atracción y amor en otros. Las vibraciones que se dan entre los cuerpos son tangibles, no metafísicas y la  sensación de que hay una mala química es tan real como una trompada en la nariz. Wiener se pregunta ¿ cual sería el mecanismo biológico comprometido en esta comunicación inconsciente? y la respuesta la encuentra en la importancia de las feromonas en los insectos sociales.

A este respecto dice: “ Aprendí que los insectos sociales, como las termitas, las hormigas y las abejas “hablan” entre sí en un lenguaje complejo hecho de feromonas, químicos complejos identificables que actúan sobre los órganos del olfato.

 Esto le permitió inferir, que si los seres humanos, son capaces de emitir y percibir sustancias similares, a las que llamó Mensajeros Químicos Externos, su dilema acerca de la participación del olfato en la comunicación inconsciente quedaba resuelto.

El autor concluye sosteniendo que el intercambio inconsciente de señales sociales determinaría el carácter social del hombre.

Tomando estas ideas acerca del carácter inconsciente de la comunicación olfatoria podemos afirmar que cuando se habla de el relegamiento de lo olfatorio en la evolución, no significa que haya perdido su vigencia, sino que permanece inconsciente pero plenamente activo.

Sabemos que la percepción de ciertos olores trae a nuestra conciencia recuerdos hipernítidos de la infancia y que cuando estamos inmersos en la experiencia los re-vivimos intensamente, pero luego también los reprimimos rápidamente. Este volver una y otra vez a reprimir desalojando de nuestra conciencia esos estímulos olfatorios, sin duda, tiene un sentido que valdrá la pena explorar.

Creo que este siglo ha profundizado en el conocimiento del hombre, se ha iluminado la vida psíquica en tanto individualidad, descubriéndose algunos de sus misterios. Pero la ausencia de un abordaje que tenga en cuenta las relaciones entre lo biológico y lo social, empobrece la comprensión de lo humano, perdiéndose así la riqueza que esta interrelación nos ofrecería.

Si bien el psicoanálisis ha construido parte de su edificio teórico a partir de las pulsiones de auto conservación y sexuales, hay una pulsión que no por casualidad ha sido desacreditada, tanto como lo olfatorio, creo que bastante injustamente, y es la pulsión social.

En este sentido las investigaciones de Wiener, y otros autores como Mc.Lean que proviene de las neurociencias inician un camino de recuperación del carácter social del hombre, sin tomar como punto de partida las ciencias sociales .

Ahora me referiré a: La relación entre  pulsión social y  sistema límbico

Mc Lean, por su lado plantea en un artículo sobre La evolución del cerebro en relación a la familia, al juego y a la llamada de separación  que con los mamíferos se despliega la conducta de juego social, derivada de una sociabilidad generalizada dentro de la unidad familiar. Cuidados maternos, vocalización y juego social caracterizarían esta etapa. Dado este aprendizaje de la conducta social en los mamíferos, es posible pensar que haya habido una modificación en la anatomía del cerebro, el desarrollo de nuevas estructuras neuronales, conocidas colectivamente como sistema límbico.  Aunque aclara :” Nunca podré saber si las nuevas necesidades de la conducta de estos mamíferos produjeron el desarrollo evolutivo del cerebro, o todo lo contrario, si las nuevas estructuras cerebrales produjeron la evolución de la conducta.

Esta propuesta es la que me ha incentivado a rastrear en los antecedentes filogenéticos de la pulsión social , ya que creo que debe existir una especificidad en la configuración de lo social humano.

Sus investigaciones lo llevan a afirmar que antiguas estructuras del cerebro conservan su vigencia.

 Las primitivas ideas sobre el sistema límbico se centraban en el hecho de que el material procedente del bulbo olfatorio ( que procesa la información del olfato) alimentaba a dicho sistema. En determinado momento, la región se denominó rinencéfalo, o cerebro nasal– En l937, el neuroanatomista James Papez planteó que el papel funcional estaba más allá de la sensación olfativa : conformaba la base de la emocionalidad.

 La afirmación de Mc Lean acerca de la vigencia de antiguas estructuras del cerebro,  nos permite inferir que en ciertas circunstancias se reactivarían antiguas huellas y el hombre regresaría a otros modos de funcionamiento.  Por    ejemplo ,el autor dice que en una experiencia han visto que en la alteración del comportamiento del juego maternal en los hamsters parece haber una regresión a la condición de reptil.

Inhalación de drogas : un comportamiento social

Como ya lo he expresado, para las ciencias sociales, aparentemente la relación entre lo olfatorio y lo social parece irrelevante. Sin embargo hay una situación social que manifiesta abiertamente esta relación : es la drogadicción por inhalación.

Hemos visto a través de los años multiplicarse las convocatorias de profesionales de diferentes disciplinas, en torno al problema de la droga, pero que aún se encuentra insuficientemente comprendido.

La preguntas acerca de ¿ porqué la inhalación? ¿ de qué manera compromete al sistema olfatorio y qué se intenta satisfacer? me llevaron a pensar que la fuente de la pulsión podría relacionarse con el sistema límbico, y que la meta debía ser la vivencia de trascendencia.

Encontramos que Josehp Campbell, en “El poder del mito”dice con respecto a la droga :”Ahí tienes una experiencia mística inducida mecánicamente. He asistido a muchos congresos de psicología que se han ocupado de ese problema tan importante de la diferencia entre la experiencia mística y el derrumbe psicológico. La diferencia es que el que se derrumba se está ahogando en el agua en la que el místico nada. Agrega que el peyote no solamente produce un efecto biológico, mecánico, químico, sino un efecto de transformación espiritual”.

Esta experiencia que señala Campbell, está integrada en un contexto religioso y social, y no se lo entiende como una adicción.

En estas experiencias religiosas la búsqueda de la trascendencia constituye el fin último de la pulsión social.

Si recordamos las investigaciones de Mc.Lean en relación al sistema límbico y la vida social, podemos quizá hipotetizar que el fracaso en los vínculos humanos, lleva a fenómenos tales como las adicciones.

Si consideramos entonces que en las adicciones esta pulsión esta  reprimida, esto nos llevaría a pensar que en la drogadicción se expresaría un intento fallido de satisfacción de la pulsión social , que se instala en la fisura del tejido social.  La  satisfacción se halla en la pertenencia a un organismo que nos trascienda. En este sentido, la droga es y a su vez expresa un padecimiento.

Jung plantea, que el hombre necesita vincularse con el prójimo y que esta vinculación se experimenta a través de un factor instintivo que el denominó libido de parentesco. Esta libido, por ser un instinto  no basta para satisfacer ningún sustituto sea en forma de confesión, partido, nación, o estado, sino que exige la vinculación humana.

Experimentamos placer al sentir que somos parte de una entidad mas vasta que nosotros mismos, y ese placer deriva de la satisfacción de la pulsion social  que está inscripta en la misma biología de la especie.

LA RESPIRACION : un puente entre lo olfatorio y lo social

Así como hemos dicho que el olfato puede ser considerado desde una perspectiva mecanicista  y otra casi poética o espiritual. También la

respiración  merece esa oportunidad. Comenzamos con las palabras de Maeterlink cuando se pregunta “¿No somos ante todo seres aéreos? y si el aire es para nosotros el elemento más absoluto y prontamente indispensable, ¿ el olfato no es precisamente el único sentido que de él percibe algunas partes ?”. Hay una relación establecida entre la respiración y lo anímico-espiritual, por ejemplo “psique” significa alma y está vinculada con “aire”, “soplo”, “aliento”,”vida” y «espíritu”.

Wyss  en “Cuerpo y espíritu”afirma que el aire que se respira, el “phneuma” o “hálito de vida”, fué utilizado como símbolo del espíritu, que es el principio de renovación constante de nuestra vida interior y con el cual estamos en relación recíproca. Y que los órganos de la respiración no sólo son medios para renovar nuestras energías vitales, sino también para espiritualizar la vida. Es la primera experiencia de nuestra ligazón con el mundo exterior.

 Para la cultura oriental,  la respiración es la vía regia de incorporación de prana o energía universal. Respirar es vivir, y no hay vida sin respiración. En un libro de un yogi sobre “La ciencia hindú yogi de la respiración”  dice: “El porcentaje de los hombres civilizados que respiran correctamente es muy reducido, y el resultado puede observarse en los pechos hundidos, en los hombros caídos y en el espantoso aumento de las enfermedades respiratorias. Eminentes autoridades sostienen que una generación de normales respiradores regeneraría a la humanidad.”

Por otro lado, gracias a las investigaciones de Wiener

sabemos que el aire que respiramos es trascendente no sólo por el oxígeno, sino que además porta una gama infinita de informaciones de las cuales no somos concientes.

Por último, y recordando la investigación mencionada:

Si es cierto que el espermatozoide se orienta hacia el óvulo mediante el olfato, buscando trascender en un nuevo ser, esta pulsión de re-unión debe manifestarse en el transcurso de toda la vida, tanto a través de la vida amorosa, donde sabemos la importancia que el olfato tiene, como en una auténtica participación en un organismo que nos trascienda que bien podríamos llamarlo humanidad. Pero para ello es necesario que se inicie un proceso de evolución de la conciencia, hacia la conciencia social.

Quizá sorprenda que en una mesa en la cual el tema es la rinitis alérgica he hablado sobre el olfato como un sentido del porvenir, del cerebro de las emociones, las formas del trato que se derivan de la comunicación inconsciente, el inmenso valor de la respiración, y de la trascendencia en la convivencia. Pensé que es justamente “ el hombre enfermo” quien necesita ser comprendido también desde un lugar espiritual , ese podría ser el camino para acercarnos más a lo verdaderamente humano, dado que el hombre y su rinitis alérgica configuran una gestalt hecha de alergenos e historias.

 Ana Herbsztein

Algunas de las investigaciones que se están realizando

1: Carolina del Norte: Los espermatozoides se guían por el olfato para alcanzar el óvulo, reveló un grupo de científicos. El investigador mencionó el descubrimiento de los receptores olfativos del esperma como un ejemplo de cómo la investigación básica sobre los receptores y sus sistemas de mensajes pueden conducir a inesperadas aplicaciones prácticas. Colaboraron en la investigación Gabriele Ronnett y Loren Walensky de la Universidad John Hopkins. Fue  Ronnett quien descubrió primero los receptores en el esperma de ratas de laboratorio. Luego observó el tejido humano, donde halló receptores olfativos similares.

2: Laboratorio de Investigaciones Sensoriales de la U.B.A: Revela la doctora María Rosa García Medina “ A las pocas horas de vida, el niño reconoce el aroma de la leche de su madre. Sólo se da vuelta ante ese olor y no con otro. Más aún, diversos experimentos demuestran el efecto sedante en pequeños de tres a diez días de vida que produce el acercar a sus narices una prenda impregnada con el aroma del pecho de la madre.

3: Universidad de Pennsylvania, un grupo de especialistas encabezado por el neurólogo Andrew Newberg escaneó el cerebro de monjes budistas en plena meditación. Para Newberg esas imágenes revelan cambios notorios en la actividad cerebral durante sus experiencias religiosas. Sería una pista para indagar la existencia de alguna región que gobierne las experiencias religiosas.

4: Instituto Científico Weizmann, el biólogo Doron Lancet explora en la nariz los cientos de miles de detectores relacionados con los mensajes químicos entre las células. Agrega que aunque él no investiga el cáncer, su trabajo puede aportar a la comprensión de la falla en la comunicación celular.

AUTOR: Ana Herbsztein 



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