Cerebro y agresión

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Topografía cerebral de la conducta agresiva  

1.-Rinencéfalo

Bulbo olfatorio 

En ratas que normalmente no matan lauchas, esta actividad puede ser inducida por la extirpación quirúrgica de los bulbos olfatorios o por lesiones electrolíticas que interrumpan en ambos lados el tracto olfatorio lateral así como la comisura blanca anterior. El desarrollo de este tipo de conducta agresiva interespecífica en ratas no matadoras parecería deberse a la remoción de una actividad inhibitoria de los bulbos olfatorios sobre el núcleo central de la amígdala, suprimiendo de esta manera la influencia facilitadora que éste último ejerce normalmente  sobre el hipotálamo lateral a través del sistema amigdalófugo ventral; la stria terminalis fue excluida en estos estudios como posible convector amígdalo-hipotalámico. 

Ciertos factores son, sin embargo, necesarios para el desarrollo de este tipo de conducta, ilustrando, en este aspecto, que  determinados prerrequisitos etológicos y sociales son fundamentales para su producción.

Las condiciones que aumentan la probabilidad de que una de-aferenciación olfatoria resulte en fenómenos de conducta agresiva hacia las lauchas, comprenden: a) el aislamiento post-operatorio durante dos meses; la convivencia en “grupos” impide el desarrollo de la conducta agonista, y b) la edad a la que la rata es expuesta a “estímulos sociales”; el aislamiento no induce agresividad en la rata bulbectomizada, siempre que la operación se haga a una edad temprana (4,7 u 11 semana) y sean mantenidas juntas hasta alcanzar la edad adulta. Aparentemente, algún tipo de hipersensibilidad a la denervación jugaría un rol en el desarrollo de este tipo de conducta, fenómeno que sería atenuado o no desarrollaría si se mantiene un nivel de estimulación externa elevado por interacción en un grupo, que compensaría, a través de la estimulación de otros receptores sensoriales, el déficit en inputs sinápticos producidos por la remoción de la aferencia olfatoria. Un mecanismo similar (hipersensibilidad de la denervación) ha sido propuesto para explicar el gradual desarrollo de la agresividad en gatos que acontece después de la destrucción del núcleo hipotalámico ventromediano. 

La mediación neuroquímica de este tipo de conducta parecería hacerse a través de variaciones en el nivel de catecolaminas amigdalinas: la tendencia muricida de las ratas puede ser también  provocada por inhibidores de la síntesis endógena de serotonina ( p-cloro-phenil-alanina) o de catecolaminas; con relación a esto conviene recordar que la remoción de los bulbos olfatorios disminuye el contenido de serotonina de la amígdala a un 25-20% de su valor normal y aumenta en forma significativa la excresión urinaria de noradrenalina.

En el caso de la agresión inducida por aislamiento en lauchas machos, los niveles cerebrales de 5HT, NE y DPA, incluyendo los del bulbo olfatorio, no se modifican; en cambio el nivel de ácido N-acetylaspártico, desciende significativamente en el cerebro, pero especialmente en los bulbos olfatorios. 

En forma por demás interesante, esta disminución no se observa en hembras aisladas que no desarrollan conducta agresiva. En este aspecto, son pertinentes las siguientes observaciones: la convergencia de los impulsos inhibitorios bulbares sobre la amígdala se hace previo relay sináptico en la corteza prepiriforme; la corteza prepiriforme, a su vez, mantiene estrechas relaciones con el hipotálamo, y el tratamiento de los animales con Reserpina y a-methyl-m-tyrosina suprime en forma total la potenciación post-tetánica que es normalmente exhibida por ésta área paleocortical a estimulaciones tetánicas del bulbo olfatorio, sugiriendo que la serotonina o catelcolaminas pueden ser los mediadores sinápticos a este nivel. 

Es posible, por lo tanto, que la supresión de la inhibición amigdalina se haga en un relevo previo (prepiriforme) o que, alternativamente, los efectos bulbares puedan ser mediados a través de conexiones más directas prepiriforme-hipotalámicas. 

El sentido del olfato, por otro lado, parecería importante para el desarrollo del repertorio completo de la conducta agresiva; en ratas agresivas por aislamiento, si el encuentro tiene lugar en jaulas desodorizadas con perfumes, los competidores muestran todo el repertorio del display agresivo, pero no llega al ataque directo.

La inyección de testosterona, que disminuye el umbral agresivo en ratas,

También activa unidades celulares en bulbo olfatorio y mesencéfalo, dos regiones críticas en la regulación de la conducta de ataque y defensa.

Fuente: Horacio Pereyra Moyano



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