Psico-biología general de los instintos

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Concepto general de los instintos

Autor: Juan Cuatrecasas (1939)

“Al buscar el preciso significado de lo que entendemos por instinto en el campo psicobiológico, eliminaremos muy graves errores de conceptos que se extienden muy lejos, hacia los campos de la sociología y de la ética.  Así oímos hablar todos los días de los malos instintos, o bien simplemente de los instintos desbordados o liberados, como causante de numerosos males de la humanidad.  Nos hallamos frente a un falso problema, uno de tantos falsos problemas creados por el uso inadecuado de los vocablos que entraña una confusión basal de conceptos y nos llevan a conclusiones absurdas o erróneas.”

“Como dice Dugas, ‘Es hoy justo oponer la pasión a la razón como existiendo distintamente, cuando solamente se ejercen conjuntamente, se penetran una a otra, unen sus acciones y nunca podemos corregir aislados sus efectos?’  Pero este problema se desvanece cuando se aborda el desarrollo y la madurez de los instintos, donde veremos el insensible paso del instinto a la vida afectiva subconsciente y consciente y de ello a la ideación superior nunca desconectada de sus mecanismos psicogenéticos.

Para Papillault la tendencia instintiva es siempre una cualidad hereditaria, pues responde a las funciones orgánicas profundas indispensables a la prosperidad del individuo y de la especie.  Pero no toda tendencia orgánica merece ser llamada instinto.  La instintiva es consciente bajo forma de necesidad.  Y así define el instinto como ‘un modo complicado de adaptación orgánica al medio, y la necesidad instintiva es el grito de nuestra conciencia ante el antagonismo irreductible, la llamada de rectitud vital ante una crisis más o menos periódica que sufre nuestra personalidad en su lucha por la persistencia de su propio ser o de su línea o de su grupo social’.  Esta concepción psicobiológica señala más que ninguna la fuerza de continuidad que resiste las fluctuaciones variables del psiquismo y del medio humoral.”

“Podemos preguntarnos si hay en el hombre instintos nuevos más es probable que podamos hablar solo de más claras diferenciaciones, con una raíz y un tronco común de origen en el protoplasma hereditario germinativo.”

“La mayoría de los sabios que han estudiado el instinto lo han hecho como fenómeno animal, ciego y de una fatalidad casi estúpida, oponiendo los actos instintivos de los animales a los actos conscientes del hombre.  No es que de ahí surgiera la oposición del instinto y la inteligencia, sino más bien se puede afirmar que es este dogma heredado del antromorfismo teológico y animista lo que ha determinado una idea casi axiomática de oponer la razón al instinto.  Lo resalto porque es uno de los puntos básicos del enfoque del grave problema de la conducta en el terreno didáctico.”

“Bergson ha dicho en su Evolución creatrice: ‘la inteligencia, está caracterizada por una incomprensión natural de la vida.  El instinto por el contrario está moldeado sobre la forma de la vida misma.’  Rehabilitación de la dignidad y de la jerarquía biológica del instinto, propia del psicólogo de la intuición.”

“Hering considera que: ‘El instinto es la memoria hereditaria de la especie.’”

“Dumas expresa muy concretamente la evidente derivación instintiva hacia las formas superiores del psiquismo.  ‘Las pequeñas tendencias instintivas que hallamos en el animal y el niño, evolucionan en el hombre, se socializan, se espiritualizan, acaban por producir inclinaciones tan complejas como el amor de la ciencia y de la verdad, el amor al arte y a la belleza; el sentimiento del deber y el amor al bien; el sentimiento religioso o sentimiento del infinito.  La vida material del individuo es prodigiosamente transformada por el aporte de los demás hombres, pasados y presentes.  Es también de la humanidad pretérita y presente que el hombre recibe su lenguaje, la cultura científica, filosófica, artística, moral, religiosa.  El hombre es un animal civilizado por la humanidad.”

“Hoy se tiende a considerar la intuición como la forma más primitiva del pensamiento y que la concepción bergsoniana de la actividad mental vaya adquiriendo una jerarquía más profunda de lo que creyera el propio filósofo de la intuición; una realidad cognoscitiva que depara la genial sistematización de su doctrina.  El bergsonismo es hoy el punto de partida de una nueva visión del mundo biopsíquico, polidimensional comparable a la iluminación einsteniana de los matemáticos y físicos.”

“El hombre llega a sustituir valores representativos convencionales.  La apetencia por el alimento se transforma en apetencia por la moneda, y entonces puede el propio instinto llegar a actos paradójicos.  Caso del avaro que se muere de hambre por exceso de instinto de conservación.

El mismo instinto de conservación, llevado a fuerte tensión en fases heterogéneas de desarrollo crea conflictos gravísimos.  La heterogeneidad de este caso establece una barrera mental absoluta entre ambos seres.  He ahí otro de los aspectos interesantes del proceso de la evolución instintiva.”

La clasificación y la diferenciación de los instintos

“Entre los psicólogos más modernos, hallamos a Papillault que admite seis instintos: nutritivo, de confort, de conservación, sexual, gregario e hipergregario.  Pero no escapa a la penetración biológica más sencilla el hecho de que el instinto de conservación y de confort es el mismo instinto nutritivo.”

La clasificación Monakowiana

“Monakow llama al carácter trágico de la civilización lo que viene a ser la expresión del mismo estado de ánimo que, sin un criterio bio-analítico, torturaba al meditabundo espíritu unamunesco cuando escribía sobre el sentimiento trágico de la vida.  Aquí entraríamos en uno de los terrenos más fecundos del conocimiento del mundo instintivo.  Al instinto elemental lo llama Monakow Hormé (del griego, poner en movimiento).  Es una propiedad inherente del protoplasma, que involucra las fuerzas impulsoras de la herencia y el fenómeno de la continuidad evolutiva con la capacidad de adaptación a cada nueva fase, cada momento del tiempo.”

“Hay fenómenos elementales de atracción y de repulsión de los seres: klisis y ekklisis, base de lo que en el hombre es la simpatía y antipatía.  Realmente no se halla nunca explicación lógica a este proceso entre personas.  La explicación es la analogía o la incompatibilidad afectiva, de origen instintivo.  La humanización del fenómeno de la klisis o de la ekklisis.  Por otra parte, en el desarrollo del niño se manifiesta esbozada esta lenta discriminación, base de muchos otros fenómenos psico-instintivos: es la protodiaklisis.”

Sineidesis es la conciencia biológica, primitiva manifestación de la autosensibilidad instintiva cenestésica-cerebral.  Las manifestaciones de los instintos dan lugar al mundo de los sentimientos, y más tarde al origen de los fenómenos de la emoción, o de las emociones.”

“Es necesario diferenciar, sin embargo, la esfera de los instintos de la esfera llamada ‘de orientación y causalidad’ que contiene los fenómenos de integración cerebral progresiva, correspondiendo morfológicamente éstos al sistema nervioso de la vida de relación.  Pero en la esfera instintiva residen las raíces primarias de las actividades intelectivas, aun las diferenciadas.  Monakow no habla tan claramente de la diferenciación, sino de expresiones de la actividad de los instintos.  Expresiones que tienen siempre una característica de defensa o de preservación de los intereses elementales del ser vivo.”

“Podemos separar en dos grupos los instintos individuales del hombre: los que siguen la trayectoria individual en la dirección de su vida, y los colaterales que se destacan mediante la diferenciación y la hipertrofia.

En realidad se reducen a tres direcciones instintivas distintas: la metabólica o nutritiva, la reproductora y la social.

En la línea metabólica o mejor la línea-eje del crecimiento y senilidad, el desarrollo y la continuidad del instinto significa un misterioso hilo de historia personal que enlaza el pasado y el futuro, pero hasta más allá de los límites de la existencia individual.  El Hormé hereditario establece la memoria filogenética, la intuición de la especie y de la familia, ayudándonos a comprender biológicamente lo que Yung ha estudiado psicológicamente como la subconciencia colectiva.  Proyección psíquica de aquella lejana vibración hilante que sostiene la continuidad impulsiva y misteriosa de la vida.  Por el otro extremo, la interrupción ante la muerte se hace brusca; pero hasta que llega el propio momento del fin individual, la sineidesis sigue la continuidad ininterrumpida y creadora, manifestándose en forma distinta.  Es el que llama Monakow instinto religioso o cósmico.  Es el enigma trágico del destino del hombre, imagen real o espejismo, intuición o ficción.

A medida que el organismo envejece se intensifica la atracción hacia del ser hacia le Cosmos y se modifica el propio instinto de conservación, elaborando el instinto cósmico o religioso.  Es el único instinto que no tiene representación funcional en un sistema de órganos.  Pero la hipótesis de Monakow de admitir un instinto cósmico desarrollado principalmente al final de la vida es muy sugestiva y original.

La vida tiende hacia el infinito, y el organismo tiende a conservar su trayectoria, su integración psíquica; el instinto religioso es así un instrumento al servicio del instinto de conservación.  He ahí un punto de interés de imbricación instintiva o de deformación religiosa en la vida social.”

“El desarrollo del sentimiento religioso es un factor de equilibrio y ético cuando sigue una línea normal pero puede crear asincronismos instintivos e interferencias en el caso de una hipertrofia exógena, absorbiendo la elaboración total de su contenido sineidésico anticipadamente místico.”

“El místico, a través de Dios ama a toda la humanidad y también ama a Dios a través de todos los hombres hermanos.  De ahí que el sentimiento religioso normal y espontáneamente desarrollado a consecuencia del instinto cósmico es propulsor de la más fina espiritualización de la vida.  Entonces, es análogo al sentimiento de amor a la humanidad que crea el tipo del apóstol social.  Este conduce al máximo del altruismo más amplio y espiritualizado, porque es la simpatía transformada en amor hacia toda la sociedad.

El origen biológico del sentido religioso parece estar de acuerdo con la universalidad de las creencias en la especie humana.  No sabemos nada del instinto místico de los animales, aunque algunos naturalistas creen que los antropomorfos profesan un culto al Sol exteriorizado por griteríos inarticulados.  Más es un hecho digno de ser resaltado, que los primitivos sistemas religiosos son mitos de carácter cósmico.  Las fuerzas biológicas del hombre son proyectadas hacia el cosmos y así surge la deificación de los instintos en formas astrales como la más natural manifestación de la primitiva conciencia religiosa.”

“Lo más interesante del esquema de Monakow es que destaca las cinco formas de desarrollo instintivo individualizadas, rechazando la exclusiva participación del instinto sexual o libido que era la base de la psicología freudiana. El instinto sexual es evidentemente importante, pero representa una dirección lateral, especializada; una rama salida del tronco común del instinto formativo.”

“El instinto social esta esbozado en muchas especies animales pero en forma rígida.  Su desarrollo y diferenciación perfecta es propio de la especie humana.  El primer fenómeno elemental del desarrollo social es la discriminación de la simpatía y la antipatía, o sea atracción y repulsión innata entre los seres.  En el niño se inicia esta discriminación con el proceso de protodiakisis.”

“El instinto social se desarrolla en su perfilamiento progresivo hacia tres estadios: el primitivo localizado a la familia, el más amplio extendido a los hombres del mismo país determinando el sentido e patriotismo.  De la familia se pasa a la tribu y se extiende el sentimiento a la noción de patria.  El último grado de diferenciación lo constituye la tendencia social hacia todos los seres de la especie, hacia la humanidad.

El primitivo sentido del instinto social detenido e hipertrofiado al nivel del sentimiento familiar, engendra tipos de egoísmo distintos de que se fragua alrededor del instinto de conservación.”

Autor: Juan Cuatrecasas (1939)



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