Niños adictos a los inhalantes

Inicio » Sociedad » Niños adictos a los inhalantes

Los productos más populares en Bolivia entre jóvenes de 12 a 17 años son el pegamento y la gasolina

MABEL AZCUI , Cochabamba

En la lucha antidroga en favor del mundo, Bolivia está a punto de dejar sin materia prima a la ilegal industria de la cocaína, pero dentro de sus fronteras, miles de niños son adictos a los inhalantes, sustancias químicas de multinacionales europeas y norteamericanas, distribuidas por bandas sin escrúpulos que tienen a la justicia de su lado.

El Gobierno del presidente Hugo Banzer quiere retirar al país del segundo lugar como productor mundial de la hoja de coca ( por detrás de Perú) a fines de este año. El protagonismo de la coca-cocaína en la política boliviana ha relegado cualquier acción contra la creciente adicción a los inhalantes, pegamentos industriales en su mayor parte, que se registra en la población infantil y adolescente de las áreas urbanas de Cochabamba, La Paz, Santa Cruz y otras ciudades bolivianas.

Un último estudio del Centro Latinoamericano de Investigación Científica señala que el consumo de inhalantes en Bolivia casi se ha duplicado en ocho años, de 28.386 en 1992 a 43.440 en el año 2000. Los productos más populares entre jóvenes de 12 a 17 años son los pegamentos, los éteres y la gasolina.

Un análisis más detallado de Defensa del Niño Internacional (DNI) hace notar que en proporción a la población, poco más de ocho millones de habitantes, la cantidad de niños que viven en la calle es la más alta de América Latina. Algo menos de 2.000 niños, entre cinco y dieciocho años, no tienen hogar y, de ellos, el 90 por ciento es adicto a los inhalantes.

Operación frustrada

La primera operación policial contra las bandas distribuidoras de inhalantes en Cochabamba ha quedado frustrada por la acción judicial que decidió la libertad bajo fianza de los implicados, entre ellos un matrimonio detenido cuando vendían pegamento a casi ochenta niños en un precario alojamiento exclusivo para los cleferos, como se denomina aquí a los adictos a inhalantes.

«Los hemos investigado durante seis meses, acumulamos todos los elementos que justifiquen un proceso judicial contra estas personas que están cometiendo delitos de lesa humanidad contra niños y jóvenes», informó el comandante de la Fuerza Especial de Lucha Contra el Narcotráfico (FELCN), coronel Víctor Medrano. Sin embargo, de acuerdo a otras fuentes vinculadas a la parte acusadora, la justicia les está devolviendo la libertad bajo fianza de montos irrisorios que suscitan sospechas sobre el poder judicial. Medrano mostró el inventario de objetos sustraídos por los niños, desde joyas hasta teléfonos móviles, que el matrimonio aceptaba a cambio de alojamiento y droga, «que causa graves daños en el desarrollo físico pero mucho más preocupantes en el desarrollo emocional de los adictos», que pierden totalmente su autoestima.

El tribunal del juzgado de Sustancias Controladas de Cochabamba, integrado por tres jueces, se negó a cualquier declaración sobre el caso, en tanto que en la secretaría del juzgado se informó de que mientras el expediente permaneciera en la Fiscalía no se podía considerar el asunto ni examinar las presuntas irregularidades en el proceso. Aunque los inhalantes están penetrando en otros niveles socioeconómicos, la mayoría de las víctimas son los niños expulsados de sus hogares a causa de la extrema pobreza, la disgregación de la familia, la violencia y el alcoholismo. Es un hecho corriente ver en la calle a niños con el rostro sucio y estragado con una mano tapando el inhalante sobre la nariz. Suelen andar en grupo, algunos sonrientes ante el pavor que despiertan entre los transeúntes, y les gusta ocupar algunas plazas o parques.

«Es grotesco ver a los niños pasar frente a efectivos policiales mientras inhalan», señala la representante de DNI, Elizabeth Patiño, y lamenta que las pocas acciones policiales desplegadas hasta ahora no hayan tenido resultado. «Es difícil conseguir testimonios de las víctimas ante el temor a la represalia. Estas redes están organizadas para mantener un orden interno bajo la ley del silencio», explica. A pesar de ello, varios menores osaron declarar contra el matrimonio detenido que, según la FELCN, distribuye inhalantes por varios años entre menores de edad.

Patiño cree que una decidida acción tanto del Estado como de la sociedad puede contribuir a hacer reversible la adicción, aunque persistan los daños tales como la atrofia cerebral y secuelas en el sistema renal, endocrino y nervioso.

La tarea parece titánica, pero Patiño cree que es posible «sacar a los niños de la calle y de los inhalantes» si existe una voluntad política para ello. De hecho, un equipo multidisciplinario y de las religiosas adoratrices se ha puesto en marcha un proyecto piloto para impedir una segunda generación de niños en la calle.

Maltratados y abandonados

La directora del programa piloto de rescate de parejas adolescentes de la calle, la religiosa Juana Arteaga, confirmó que una primera experiencia con una veintena de ellas ha demostrado que, al menos, un cincuenta por ciento ha sido sustraído de la calle. Reconoció que fue un trabajo muy duro pues no solamente era desintoxicarlos sino sanarlos de las muchas enfermedades que padecían, nutrirlos y además tratar su gravísimo estado emocional.

«Son niños muy maltratados, sin familia, con cinco a diez años en la calle, que necesitan mucho amor, tanto, que a veces sobrepasan toda capacidad porque ellos no conocen límites, tienen impulsos que cuesta dominar» y casi siempre están al borde de profundas depresiones que, a veces, les lleva al suicidio, explicó Arteaga.

Son los amigos los que ofrecen los inhalantes. La religiosa española Asunción Herreros Alonso explica que «les ayuda a olvidarse de su sufrimiento, les quita el hambre» y también les da valor para robar, que para estos jóvenes no es malo, «pues creen que están tomando algo que los ricos les quitaron a sus padres, eso es lo que dicen».

Los hijos de estos niños de la calle nacen débiles, hablan más tardíamente, comienzan a andar más tarde pero, afortunadamente, son normales. Son pequeños muy nerviosos y necesitan mayor atención en su nutrición. Herreros Alonso, una mujer de mucha fortaleza emocional, está atenta a los cambios pendulares de los adolescentes que va, en cuestión de minutos, desde la euforia a la depresión y al descontrol de los sentimientos. «Pueden amarse intensamente y al minuto siguiente se quieren matar, por lo que nunca los dejamos solos» a lo largo del programa de recuperación.

El proyecto tiene como aporte principal la financiación de la Prefectura (Gobernación) de Cochabamba que ha permitido cumplir con las dos primeras etapas del programa de desintoxicación y recuperación de la autoestima. La tercera etapa, la de reinserción, se encuentra en plena ejecución.

Fuente: El País (noviembre 3, 2000)



La Agencia de Marketing Way2net nos provee servicios de Marketing Digital, Posicionamiento Web y SEO, Diseño y actualización de nuestra pagina web.